Importantes empresas del país y públicos de China, Alemania, Brasil, Estados Unidos y México, entre otros países, ponen atención a Iván Vera cuando habla de emprendimiento. Desde 1989, este ingeniero eléctrico de la Universidad Técnica Federico Santa María e ingeniero nuclear del CIEMAT (España) dedica su tiempo a levantar este tema a través del grupo Innspiral y de RASU (ResetAndStartUp), entre otras iniciativas.

“En los 15 primeros años no había mercado. Hace cuatro años advertimos que la consultoría en management estaba más en el radar de las firmas, las que nos pedían innovación”, dijo Vera al explicar los alcances de Innspiral, su “aceleradora de innovación” dedicada a diseñar o idear soluciones para problemáticas específicas en este tema.

“Nos dimos cuenta que la innovación es 90% ejecución y 10% ideación. Lo que empezamos a concebir fue acelerar la innovación corporativa y el uso que los clientes pueden darle expresado en el estado de resultados”, afirma.

“El contexto de mercado ha ayudado a ello”, afirmó Vera, quien reconoce que hay varias instituciones que han estado dedicadas a empujar la innovación, como las universidades Adolfo Ibáñez, del Desarrollo y entidades como Fundación Chile o Corfo.

Vera menciona la importancia de estrechar el vínculo entre las universidades regionales y la innovación y las debilidades que se deducen de que esta distancia siga, en su opinión, siendo tan grande.

“Chile es un país que se ha dedicado a copiar. Las universidades no han tenido un rol muy relevante en lo que haga o deje de hacer la industria. Las regiones se han dedicado a copiar a Santiago. No debemos olvidarnos del verbo copiar, pero tenemos que conjugar el verbo crear”, comentó.

¿Cómo es el camino que debe seguir la innovación chilena? “Debemos aprender a crear soluciones ad hoc a los problemas de Chile, pero con potencial de escalamiento internacional. Tenemos que pensar en grande”, agregó Vera.

El ejemplo de Crystal Lagoons, del chileno Fernando Fischman, es un ejemplo “maravilloso”, de cómo un problema chileno se transformó en una solución global.

Para Vera, iniciativas como el programa Start Up Chile le cambiaron el rostro al emprendimiento y hoy Chile “tiene rostro” en emprendimiento.

“Hoy estamos en el lugar 40 a nivel mundial y tenemos que estar entre los 10. Vamos bien, pero no a la velocidad que se requiere”, agregó.

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