En Iquique, ciudad ubicada al norte de Chile, existe una hermosa tradición desde hace décadas. Todos los años para navidad, cada Pyme crea los llamados “carros de navidad”, que días antes de la fiesta, sale en caravana a repartir alegría y cariño a la comunidad, llevando regalos y dulces a las familias de los trabajadores. En esta época la ciudad se transforma en una fiesta esperada por todos: carros y caravanas alegres y coloridos, música y compañía.

Corrijo, no son las Pymes, son los trabajadores de cada institución, voluntarios dispuestos a trabajar por una causa común, que nos planteamos la meta de llevar a cabo este mega evento y conseguir todos los recursos necesarios para llevarlo a cabo. Dichos recursos se obtienen de donaciones, de los propios participantes y principalmente de la red de contactos que tenemos: familia, amigos, vecinos, proveedores y conocidos de conocidos ¡Recurrimos a todos!

Los preparativos comienzan con seis meses de anticipación en reuniones de trabajo extra laborales. Comenzamos por determinar las comisiones de trabajo y las propuestas de ideas para el carro. La “idea” debe ser la más innovadora, la más atractiva para los niños.  ¿Cuáles son los personajes del momento?, ¿Cómo podemos materializarlo?, ¿Qué necesitamos? La seguridad en el carro no es transable. Colores vibrantes, luces e incluso movilidad, la idea se va nutriendo por parte de todos y la temática se elige por votación de todas las personas que participan.

En esta auto-organización no existe un líder, existen varios, elegidos por los propios compañeros y/o voluntarios, quienes asumen organizar una comisión en particular, en función de su experiencia, especialización y voluntad. Quien asume una comisión está en conciencia del gran trabajo que se viene, y quienes colaboran se ponen a su disposición. Así se crean comisiones de: “Presupuesto”, “Carro de Navidad”, “Dulces”, “Ruta”,” Actividad Comunitaria”, etc. Entre comisiones nos colaboramos, creamos redes en busca de apoyo.  A nuestro haber, sólo la actitud positiva y alegre capaz de contagiar hasta al más triste y desanimado. Tenemos la certeza que lo lograremos, porque estamos unidos y ante cualquier problema sabemos que siempre buscamos la forma de resolverlo.

Todos participan en el mega proyecto, nadie queda excluido, no existen buenos o malos, no existen cargos, ni profesiones, Todos son bienvenidos, incluso el propietario de la Pyme se pone a disposición de la organización.

 El respeto, cuidado y cariño se siente.

Este cuidado es especial entre quienes comandan las comisiones, ya que al aproximarse fin de año, hay muchas actividades del trabajo por entregar y/o dejar listas para el cierre de año. Quien necesite ayuda se siente en confianza para pedirla. Nos cubrimos las espaldas. Todo debe seguir su curso. Todos confiamos en todos.

Trabajo arduo y dedicado, con un nivel de compromiso superlativo, ¡que cualquier organización se quisiera!. También existe  “la experiencia” que se traduce en ir arriba del carro (posición honrosa) ya que desde ahí puedes visualizar todo el panorama: masas de niños alegres y entusiasmados gritando por los dulces, imágenes sobrecogedoras de familias vulnerables, que con el brillo de sus ojos nos traspasaban el corazón. Recuerdos inolvidables.

Ya llegada la fecha de salir, los recorridos eran extensos a lo largo y ancho de toda la ciudad de Iquique y Alto Hospicio, con el sol ardiente, y extenuantes jornadas subiendo y bajando del carro para entrar en cada hogar. Nada se comparaba a la retribución de ver el rostro dichoso del niño o niña y su familia que lo acompaña. Nuestros corazones llenos del deber cumplido.

Con la distancia puedo ver en su total magnitud esta tradición. Y es que cada año, en esas horas mágicas, expandimos nuestras fronteras para unirnos en crear un nuevo y mejor mundo. Somos capaces de superar nuestras diferencias para lograr bienestar común, más allá de nuestros intereses personales, donde nos sabemos todos importantes y valiosos, donde nos miramos, nos cuidamos los unos a otros y junto restituimos el orden natural y justo.

En este experiencia vivenciamos “El Poder de la Colaboración”.

En memoria de Mauricio Pereira (“El Chavo”), el Steve Jobs de la Colaboración.

Por Karen Contreras, Ingeniero Civil Industrial. Master in Business Administration de la Universidad Adolfo Ibáñez.

Karen es parte de nuestra «Comunidad Turingo», en la que comparte contenidos y valiosos insights en innovación con cientos de miembros ¡SÚMATE AQUÍ!